Amanda

"Amanda..." La puerta se abrió como en cámara lenta, dejando asomar una luz azul que refulgía iluminando el pequeño sótano. Quedaron al descubierto decenas de cráneos humanos, todos con una particularidad en común: sus ojos no habían desaparecido, permanecían intactos y abiertos, con el brillo fresco y las pupilas dilatadas. El olor a muerte se mezclaba con el lodo que emanaba del suelo resbaladizo. Lola seguía pensando que allí...