–Entonces, ¿el invasor las secuestró en su propia granja? –No. No nos secuestró. Nos rescató. Nos salvó de los otros… invasores, como les ha llamado. –Entonces era uno de ellos. –Era como ellos. Pero no era uno de ellos. Los otros querían hacernos daño. Él quería protegernos. –¿Y eso cuándo...