Eran tiempos ligeros de pesadumbre, la cotidianidad del mundo nos ungía con sus buenas y malas, sin que sucumbiéramos al caos actual de la incertidumbre. Para aquel entonces nos reuníamos a la hora de almuerzo un grupo de compañeros variopintos, procedentes de diferentes países para alivianar los mediodías, contándonos historias...