Esta mañana mi hijo saltó de la cama feliz porque desde ayer uno de sus dientes se estaba sosteniendo en un hilo y, finalmente, se cayó. “Mamá, soy un niño grande”, me dijo, y sonreí. Vinieron entonces a mi mente los recuerdos de todas las horas que pasé con él...
La taza de chocolate
La casa de Agustín siempre olía a café recién hecho. Era pequeña, sencilla, con paredes blancas de adobe y techo de tejas rojas. Estaba en una zona rural a cuarenta y siete minutos de la ciudad. A la entrada había un jardín poblado de rosas y alcatraces que él mismo...