Era otro día de Uni escuchando música, bajo un árbol, al borde del bosque. Está disfrutando de la vista, de un arcoíris de hermosos colores. Las hojas y la grama son verde lima, el cielo es azul celeste, y el agua del río es azul koi. Uni estaba al lado del caramelo que crecía de la tierra. Esta mitad del planeta Ziji, llamada Mita, es donde viven los míticos, seres que pueden transformarse de criatura mítica a humana. Uni, en verdad, es un unicornio, pero en forma humana solo quedan sus orejas y cola del mítico ser, como les pasa a muchos otros de los de su especie.
Sin embargo, el día no era del todo normal. Era el día en que Uni, por tradición, tenía que conocer la otra mitad del planeta.
“¡Ay, no! ¡Me olvidé!” Exclamó Uni, “tengo que alistarme”. Ella corrió a su hogar, en lo profundo del bosque. Una casa en un árbol con muchas enredaderas alrededor.
La otra mitad del planeta se conoce como Rem, yes donde viven los humanos. El objetivo de esta tradición es que no se pierda la conexión entre humanos y míticos. Pero cada vez que ella visitaba a la otra mitad, su cara se ponía roja, no podía creer que los humanos pudieran destruir millones de árboles y el hábitat de los animales, solo para tener casas gigantes. Las casas de sus tierras eran chiquitas e integradas a la naturaleza. “¿Por qué los humanos no podían ser iguales?”, se preguntaba.
“¡Ya es tiempo!” Uni salió rápidamente del árbol y flotó por los aires hasta aterrizar sobre el suelo. Para poder ir a Rem tenía que encontrarse con un grupo de otros unicornios de su edad y ya llegaba tarde.
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“Hola, yo soy tu guía turístico me llamo Marina. Voy a llamarlos por sus nombres, tienen que levantar la mano”. Dos jóvenes dijeron ok, mientras los demás asintieron con la cabeza.
“¿Nini?”
“¡Aquí!”, dijo con voz alegre.
“¿Nio?”
De una manera tímida dijo, “¡aquí!”
Finalmente, después de muchos otros nombres, la guía llegó al último nombre. “¿Uni?…” Tres segundos pasaron hasta que Marina escucho un pequeño, “hola” en la distancia.
“¡Estoy aquí!”. “Perdón por llegar tarde!”.
Marina se rio, “Está bien, ahora vamos a empezar.” Apurada, ella se puso a leer las reglas del paseo y como advertencia final un “recuerden jóvenes, deben permanecer en sus grupos.”
Apenas llevaban una hora de camino y Uni se molestó al ver los edificios y casas gigantes. “Ellos no viven en la naturaleza como nosotros, no respiran aire puro”, expresó entre dientes.
“Eso es lo que es bueno. ¡Vamos a ver muchas nuevas cosas!”, Nini exclamó.
“¿Qué piensas tú Nio?”. Uni no entendía como Nini podía decir eso.
“También hay museos.”. Dijo Nio, en voz baja.
“¡Qué!, ¿cómo vas a pensar eso?”, replicó.
¡Llegamos! Ahora vayan con su grupo a explorar”, interrumpió la guía.
“¡Sí!”, dijo Nini felizmente. Nio sonrió.
“Hurra…”, se le escuchó a Uni en tono sarcástico.
Vio edificios de 150 metros de diferentes materiales. Los colores vibrantes que hay en Mita no son como los opacos que hay aquí, pensaba, había pocos árboles, cero ríos brillantes, y nada de dulce. NADA del dulce, la parte importante de la naturaleza de Mita. No solo eso, hay basura en el piso por todos lados.
El grupo corría y corría y Uni estaba harta. Cuando su grupo iba entrar a la próxima área turística Uni les dijo: “Voy a ir al baño”. Sin embargo, lo que de verdad hizo fue empezar a caminar dirección Mita para escapar. Giró a la izquierda, a la derecha, a la izquierda otra vez… ¿Dónde estoy?Uni estaba más confundida que nunca. Caminó un poco más y se perdió hasta que chocó con algo y,
¡Pum!
Uni escucho alguien decir “Ouch…”
“Ay…quién es?” Ella miró de abajo a arriba y vio negros zapatos, una camisa blanca, y una gruesa chaqueta gris. Era un humano. ¿Por qué necesito encontrarme con un humano tonto?, masculló.
“Uh, un unicornio. ¿No debes estar con un grupo o algo?”, dijo el humano.
“¿Qué estás haciendo tu aquí?, exclamó Uni, con la cara roja, por vergüenza y enojo.
El humano estaba sorprendido por el tono de voz que Uni usó, entonces enojado respondió: “¿Cómo que qué estoy haciendo aquí? Te pregunto yo, ¿qué estás haciendo tú aquí? Yo vivo acá”, señalando un edificio de ladrillo cercano, “además, soy humano, tú eres Mítico.”
“¿Por qué necesitas toda esa casa gigante?”.
“¡No todo es mío! Vivo en una habitación.”. El humano dijo, “mi nombre es Atlas, no todos pueden comprar edificios grandes”.
“Pero es tuyo, ¿no? Los humanos siempre tienen sus casas grandes”.
“Bueno no todos”.
“No importa. Los humanos son los peores.”. Uni giro ligeramente su cabeza. Sabía que era un poco tonto lo que estaba diciendo.
“¡Mira, tuve un mal dia! ¿Por qué vas a comenzar una pelea con un extraño? Los Míticos siempre piensan que son los mejores”.
Las cejas de Uni se fruncieron, “ve quien está hablando. Los de tu tipo destruyen la naturaleza, tiran basura. Qué desperdicio”.
“¿Sabes qué los humanos no los quieren a ustedes por ser así? Piensan que lo saben todo. Las vidas de “humanos” no son tan fáciles. Mientras que los míticos pueden usar magia, nosotros tenemos que trabajar duro cada día. Nuestro jefe nos grita, fallamos importantes exámenes de la universidad, tenemos problemas de dinero y nuestros amigos nos dejan”. Cuando terminó Atlas, Uni ya sabía que esto se puso un poco personal.
Uni bajó su voz, “perdón… No estaba pensando bien”.
“No, es mi culpa. Te estaba usando para desahogarme,” dijo Atlas lentamente.
Uni se sentó en un banco cercano, Atlas hizo lo mismo. “Tienes razón, destruimos la naturaleza, pero no todos los humanos son malos, solo que unos no saben lo que están haciendo”
“Y no todos míticos son malos, solo yo,” admitió Uni.
“No digas eso.”
“Es verdad. No debía pensar que los humanos son horribles sin saber”
Uni y Atlas pasaron en silencio por cinco largos segundos hasta que finalmente Atlas decidió decir algo.
“Por lo menos los dos aprendimos algo”. Atlas rio torpemente, Uni lo imitó. “Ahora qué. ¿Somos amigos?”.
“Sí, somos amigos”. Ellos pensaron que era cursi… entonces rieron aún más.
Una de tantas historias incompletas de ciencia ficción. Historia 12/12
Autor: Anónimo
One Comment
Fantástica y muy hermosa historia, nos deja muchas lecciones. Felicitaciones a in_company y nuestros agradecimientos por entregarnos cada día estás maravillosas historias incompletas.