De ese amor que no entiendes, que no te cabe en el corazón, de eso que no sabes cómo explicar, una conexión espiritual, casi intuitiva…
Hace 29 años nos encontramos sin tener mucho conocimiento de la vida, sin entender que caminaríamos de la mano, sin saber que tendríamos caminos distintos pero algo que nos mantendría con un vínculo para siempre, sin saber que éramos almas gemelas.
Les contaremos un poco más de nuestra historia. Nos conocimos en una especie de Temazcal, a oscuras, casi como una cita a ciegas. Para quienes no sepan lo que es un Temazcal, es un ritual ancestral que se lleva a cabo en un espacio parecido a una cueva. Fue ahí en donde, a través de nuestro propio lenguaje, generamos un encuentro en el que hasta el silencio se convirtió en nuestra cotidianidad, un silencio lleno de emociones, de telepatía y de crecimiento; hasta el silencio era y es cómodo. ¿Pueden creerlo?
En realidad nuestros primeros encuentros fueron a ciegas, durante aproximadamente 270 días, casi un año. Sentíamos que, para tener una real conexión y crear una relación con raíces fuertes, debíamos mantenerlo así, desde nuestras almas para que se mantengan en amor, independientemente de nuestra apariencia física, que sabíamos que no iba a influir nunca, pues dicen que las almas se reconocen entre ellas por su energía, no por su apariencia.
Los siguientes 28 años que hemos compartido nuestro camino, ha sido verdadero, transparente, incondicional. Aunque, como en toda relación, a veces nos queremos ‘matar’, hemos sabido afrontar nuestras diferencias y manejarlas para vivir en armonía. No crean, hemos tenido que cortar el “cordón umbilical” de la relación porque la vida nos lleva por caminos distintos; lo cual no ha significado dejar de amarnos, valorarnos, respetarnos y odiarnos, a veces.
Y dirán tal vez que este amor no existe, que es idealizado, utópico… pero existe. Con el paso del tiempo, y a través de rituales que han permitido nuestro crecimiento, tanto individual como en conjunto, creamos una conexión tan potente que, sin estar en el mismo espacio y lugar, sabemos exactamente lo que estamos pensando, sintiendo o viviendo.
Este amor, el amor ideal, el amor incondicional, solo se lo encuentra en el amor de una hermana gemela. Nuestro temazcal fue, sin duda, el vientre de nuestra mamá.
Para siempre, ¡te amo hermana!
Una de tantas historias incompletas de Amor. Historia 6/12
Co – autoras: Mabe y MaPau Miño
Foto: Mabe y MaPau