Yo llegué a Madison a los 19 años… “puro llamingo,” una palabra que se usa en mi país. En ese entonces yo era introvertido y tímido. Con esa personalidad, sabía que no me ayudaría a poder integrarme a esta nueva sociedad, por lo que un día me dije a mi mismo, ¡tengo que cambiar! Así que luché en contra de mi naturaleza.
Comencé a salir a lugares para conocer a nuevas personas y practicar mi inglés, a pesar que lo hablaba muy poco. Entonces la guitarra, el arte, la escritura y la pintura me ayudaron a salir de la soledad y me abrieron las puertas para conocer a mi gente.
Me acuerdo de que un día conocí a un sudamericano y lo invité a una fiesta… cuando llegó, me preguntó:
- “¿Y dónde están los latinos?”
- Le dije, “estamos en Wisconsin, y aquí la mayoría de gente es blanca, no Latina”.
El me reprendió con un…
- “¿Qué tipo de latino eres?”
- “Soy del tipo que rompe barreras, que usa el arte y la música para unir a las personas sin importar de dónde vengas”.
Estar lejos de mi familia, de mi mamá, de mi país y sin documentos es difícil, y te puede llevar a caer en una depresión. Cuando estaba triste tocaba mi guitarra y la música me llevaba a un lugar donde podía estar en paz conmigo mismo. Ese ambiente tal vez hizo que atrajera a gente como yo… amante de la música.
La música sigue en mi vida y me ha permitido aprender a vivir conmigo mismo, es quién me salva en los momentos de soledad y la que me permite disfrutar de ella.
He evolucionado junto con mi comunidad… ha pasado mucho tiempo desde ese “llamingo” recién llegado a Estados Unidos. Ahora estoy terminando mi masterado y comenzaré mi posgrado en la Universidad de Wisconsin, dedicado a la salud mental para las minorías. He vuelto a visitar mi país, a mi mamá, y he viajado y conocido a mucha gente. Sigo siendo yo… pero, evolucionado, feliz conmigo mismo.
Muchos de nosotros, y sobre todo ahora en esta pandemia, caemos en depresiones o en episodios de ansiedad, pero debes saber que hay maneras de aplicar una terapia propia para mejorar tu salud mental. Algunos recurren al fútbol o a los amigos, en mi caso, la música no solo me ayudó a romper esa barrera cultural, sino que también me sanó.
Una de tantas historias incompletas sobre música.
Autor: Alejandro Punguil