A finales del 2012 llegó mi momento de emprender, sentí que era el momento de comenzar a arriesgar y recorrer el camino para cumplir mi sueño, de tener un negocio propio. Bueno no exactamente mi sueño, pero si una de las metas que me había puesto desde antes de iniciar mi carrera universitaria. En realidad, mi sueño es tener un negocio propio relacionado con mi pasión, el fútbol. En fin, esa es otra historia, volvamos al tema anterior.
Contar con el apoyo de mis padres y sobre todo con el de mi papá, que me insistía que me lance, fue el empujón que necesitaba para comenzar esta travesía. A inicios del 2013, me topé con mi primer obstáculo en este viaje de emprender, la muerte de mi papá. Fue el golpe más duro que he recibido en mi vida, sentí que el mundo se me fue abajo. Entre mi depresión y la falta de motivación, desorganización, no ser disciplinado para trabajar desde casa creando una rutina y mi falta de experiencia manejando un negocio, estaban haciendo que me desvié del camino para llegar a cumplir mi meta.
Llegamos a noviembre del 2016, estaba prácticamente decidido a botar la tolla, ya que seguía sin encontrar la motivación suficiente para sacar adelante a Zur2, mi emprendimiento de comercialización de productos para personas zurdas. Un día, quedamos en encontrarnos en un parque cerca de mi casa con uno de mis mejores amigos (un hermano prácticamente), para hacer Yoga. Al concluir la sesión de Yoga, fuimos a desayunar y le conté sobre mi falta de motivación, que ya estaba cansado de trabajar desde casa, solo, con paredes a mi alrededor y sin tener con quien cruzar una palabra. El me preguntó si había escuchado sobre los Coworkings, le contesté que no. “Trabajar con tu emprendimiento desde este tipo de lugares, te va a ayudar mucho”, me dijo mi amigo. Me comenzó a contar sobre cómo eran estos coworkings, que podías conocer gente, hacer contactos y tener una oficina a la cual ir para cambiar de ambiente. En ese momento, sin necesidad de pensarlo sabía que efectivamente, un coworking era el lugar que necesitaba.
Inmediatamente al llegar a mi casa, comencé a investigar sobre los dos Coworkings que mi amigo me había sugerido. Me comuniqué con uno y casi inmediatamente me respondieron, ya tenía agendado mi tour para ir a conocer al día siguiente. Finalmente, llegó el momento de conocer en vivo, como era un coworking. Me recibió la persona encargada de la parte comercial, me preguntó si ya tenía un emprendimiento y de que se trataba, mientras seguíamos conociendo el lugar durante el tour, le conté sobre Zur2 y que comercializaba productos para personas zurdas, como lápices, tijeras, sacapuntas, bolígrafos, algunas cosas de cocina, navajas, tijeras corta uñas, entre otras. Le encantó el emprendimiento y me contó que aún no tenía a ningún coworker con algo similar. Me siguió explicando todo con respecto al lugar, como funcionaba, los beneficios de cada plan de membresía y las actividades que hacían ahí. Definitivamente, “ese es el lugar desde donde quiero seguir luchando por Zur2”, me dije a mí mismo con el pensamiento. La persona del Coworking me dijo que me iba a dar un día de prueba para trabajar ahí y que lo podría usar cuando quisiera. Antes de terminar el tour, me hizo la pregunta obvia, si yo era zurdo. Cuando le dije que no, su cara fue de asombro como la de todas las personas que me hicieron esta pregunta y la de ustedes también, al leer todo esto. Le conté que tengo muchos amigos y familiares zurdos y eso me motivo a emprender con Zur2.
Al otro día decidí usar mi pase de prueba y el lugar me encantó. Me volví a sentir motivado, todo el personal se comportó increíble conmigo, conocí a personas muy valiosas que me contactaron con otras personas para ayudar a crecer a Zur2. Poco a poco mi negocio iba teniendo exposición, hasta el punto de que en el coworking era conocido como Flanders.
No puedo negar que cometí muchos errores con Zur2, ahora está en standby, pero entrar al Coworking y trabajar desde ahí me ayudó a aprender mucho, a tener experiencia. Aunque lo de emprender no fue como yo lo pensé, no me arrepiento, ya que cumplí mi meta de tener algo propio. Ahora mientras sigo por el camino para encontrar mi sueño y si me vuelvo a cruzar en medio de esta travesía con otro emprendimiento, lo voy hacer mejor que con Zur2, gracias a toda lo que aprendí en todo ese tiempo y después de haber recuperado la motivación nuevamente. El camino sigue siendo largo, pero estoy seguro de que llegaré a la meta final…
Una de tantas historias incompletas de fracaso. Historia 9/12
Autor: Juan José Cobo