“Vamos al pueblo, hoy vamos a desayunar crepes”, dijo mi esposo, así que los tres fuimos a un restaurante donde solíamos almorzar, en el que resulta que también vendían desayunos los fines de semana.
Estaba muy emocionada viendo el menú. Elegí el ‘Completo’, con crepes llenos de fruta con miel, huevos revueltos, jugo de tomate de árbol y mi adorado café negro sin azúcar.
“Edú, ¡estas crepes están deliciosas, no puedo creer que no hayamos venido aquí antes!”. Edú me miró extrañado: “Pero si ya hemos venido…”. Reí y torcí los ojos: “Ay, nunca hemos desayunado aquí, ¡es la primera vez que vengo!”. Entonces Edú lo dejó así, miró su plato y no dijo nada más.
Me quedé pensando… Edú nunca se equivoca en esas cosas, él es de esas personas que va una sola vez a un lugar y nunca olvida cómo llegar, ve a una persona una sola vez y nunca olvida su rostro. Si él dice que ya comimos aquí antes, debe ser cierto; pero ¿cuándo? No logro recordarlo. El sabor de la comida no me trae recuerdos, el ambiente tampoco. Así que empiezo a escarbar en mi cerebro con intensidad, pero no encuentro nada. Sigo buscando, me reúso a ser tan olvidadiza. De pronto, el recuerdo salió, como un golpe seco. Todas las sensaciones y sentimientos de ese día volvieron a mí en un solo segundo y mi corazón saltó, se encogió, mis ojos se humedecieron al instante y me costó respirar un poco.
Aquella mañana me levanté muy temprano, y mientras mi esposo y mi hijo dormían, fui al centro geriátrico donde estaba mi abuelita, de 96 años de edad. El centro queda a 10 minutos de mi casa. No se permiten visitas a esa hora, pero debía dejar unas medicinas importantes, así que me permitieron entrar a su cuarto.
Allí estaba, un enfermero le estaba dando el desayuno. Estaba preciosa, con un buso blanco cuello de tortuga, un pantalón negro, bien peinada y con su rostro iluminado. Seguro apenas se levantó se puso su crema matutina, el mundo podía colapsar, pero su rutina de belleza, no.
Conversamos un momento, no me permitían quedarme mucho.
-Abu, hoy está particularmente hermosa, ¿por qué no heredé sus genes? Mírese y míreme… Tenaz.
Y me señalé de arriba abajo. Es que alado de ella siempre sentía que no estaba presentable acorde a la ocasión. Mi Abu rio. Conversamos un momento; casi toda nuestra charla fue sobre Nico, su tres veces hijo, como ella decía. Le comenté mis obligaciones para esa mañana: Nico tenía clase de música, así que debía ir a la ciudad.
-Abu, nos vemos más tarde en el horario de visitas, ¿ok?
Le di un abrazo, un beso y me fui.
Apenas me subí al auto llamé a Edú con una sonrisa de oreja a oreja.
-Edú, ¡mi Abu amaneció mucho mejor hoy! Vístanse que paso por ustedes, quiero invitarles a desayunar, y luego nos vamos a la clase de música.
Edú sugirió las crepes del restaurante del pueblo y fuimos. Le conté con detalles a Edú lo bien que vi a mi Abu y Nico se puso feliz de poder verla en la tarde.
Mandé un mensaje de texto a mi padre y hermanos: “Mi Abu amaneció mucho mejor hoy :D”
Salimos del restaurante y yo tomé el volante, prendí la radio y manejé por la autopista mientras tarareaba una canción. De pronto sonó el teléfono y contesté. “Señora, le llamamos del centro, su abuelita acaba de fallecer”.
Ese día, en ese momento, mi cerebro tomó una decisión, se puso en modo protector. Primero, tenía que actuar natural, mi hijo no podía saber lo que pasaba, no era el momento. Su bisabuelita era su abuelita, su adoración. Vivieron juntos varios años, tenía que manejar las cosas con tino. Segundo, mi esposo no tenía que apoyarme a mí en ese momento tan difícil. Le asigné la tarea de encargarse de nuestro hijo mientras yo me ocupaba de todo lo demás.
Ese fue uno de los días más duros de mi vida. Mi abuelita finalmente fue a reunirse con mi mamá a un lugar donde no existen preocupaciones, donde todos los problemas que vivimos aquí no son más que nimiedades. No puedo escribir todo lo que tuve que pasar ese día, por autoprotección, pero sí puedo escribir sobre el poder de la mente.
Nuestro cerebro tiene una sección donde guarda recuerdos y sentimientos impactantes y los esconde ahí para que no atormenten nuestro camino. Para que sigamos adelante. Yo sé que tengo varios eventos guardados ahí desde mi infancia, agradezco al cielo por no recordarlos y espero desde el fondo de mi ser, nunca tener que volver a escarbar ahí.
Una de tantas historias incompletas sobre Mujeres. Historia 7/12
Autora: María José Montalvo
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13 Comments
Guau, hermoso mi Majito. Nuestra cultura nos ha enseñado a ver a la muerte como algo dramático y no como lo que es: ¡parte de la vida!. Nos robaron lo hermoso de saber que solo nuestra parte física muere pero nosotros como almas somos inmortales. Estamos aquí cumpliendo una misión o experiencia y cuando la hemos cumplido, nuestra alma decide que es hora de abandonar el cuerpo y seguir hacia donde pertenecemos. En algún momento en otro plano de existencia o en estas mismas tres dimensiones nos volveremos a encontrar, tal vez cumpliendo otros roles, pero en nuestro mismo grupo de almas que pertenecen a nuestra evolución. Y dentro de este mundo material, eso es lo importante, soltar, no quedarse llorando en el sufrimiento, aceptar y seguir. Nada es casual, todo es causal, así que no hay por qué desesperarse. La vida continua, disfrutando de esos aromas, de los crepes, de un delicioso café, de la música del Nico, de todo lo que esta vida hermosa nos regala. TQM
Muchas gracias por tus hermosas palabras Rosita! TQM! 💓
Me conmueve esta historia. Realmente la mente nos protege cerrando ciertas puertas para que no tengamos acceso a lo que hay dentro. Gracias por compartir Majo. Te abrazo muy fuerte.
Muchas gracias por tu mensaje Ana.
Muchas gracias Vero! 💓 Un abrazo!
. Nuestras memorias nos hacen únicos. Cada uno de ellos muestran nuestras vivencias.
Y debemos aprovechar todas las vivencias que podamos Agélica.
Que hermoso y conmovedor Majito! Además de nuestra mente es la fuerza que existe en nuestro interior y solo es probada cuando suceden cosas inesperadas. Te admiro y quiero mucho ami! Un abrazo!
Muchas gracias por tu mensaje Angélica. Nos encanta saber que te ha gustado.
Muchas gracias Angie! Te quiero mucho! 🤗😘
😘 😘 😘 Maravillosa forma de expresar tus sentimientos. La escritura es la mejor forma de catarsis. Te quiero muchísimo
Muchas gracias Jani! Te adoro!
¡Nos encanta tu respuesta!