16 de mayo de 2020, hoy es mi cumpleaños vigésimo primero, ¡estoy muy contento! …pero no es por ese motivo; por coincidencias de la vida hoy también es el día de mi audiencia para buscar mi libertad después de dos años de una reclusión abusiva y miserable.
Como añoro aquellas pequeñas reuniones que mi madre realizaba en este día a pesar de nuestra pobreza en el patio – sala de nuestra pequeña casa, en uno de los cerros de Collique, arriba en donde el frío y la humedad en este tiempo calan no solo los huesos, sino hasta el alma. Nada de golosinas, nada de globos ni piñata, mucho menos un pastel o torta de cumpleaños, solo la música de nuestro viejo y ruinoso radio, mis dos hermanos y cuatro amigos del barrio; pero faltando todo, nos sobraban los momentos de alegría y mucha diversión, éramos felices saltando toda la tarde al ritmo de la cumbia y reggaetón del momento.
No sirvió de mucho haber asistido a la escuela y ser el mejor del aula todos los años de secundaria, de amanecerme haciendo mis deberes muchas veces bajo la lumbre de una famélica vela, de devorar compulsivamente todos los libros y novelas que pude encontrar en la pequeña biblioteca de mi municipio.
A pesar del esfuerzo de mi padre Rosendo, hombre hecho y derecho, quien se rompía el lomo como estibador desde las dos de la mañana en el mercado mayorista de frutas, quien llegó a Lima con sus padres en la década de los 80 escapando de la barbarie en Putis* y el de mi madre Fabiola, mujer correcta, de gran carácter y estricta en la crianza de sus hijos, quien dedicaba los fines de semana a lavar ropa en casa ajena, nunca hubo lo suficiente como para que uno de sus hijos pueda postular a la universidad y ser un profesional… mi ¡GRAN SUEÑO!
Una vez terminado el colegio tuve que ganarme la vida para ayudar a mis padres, primero limpiando autos, luego de datero* en un paradero informal de combis y después de cobrador en una de ellas.
Siempre soñando en el día que cambiarían las cosas y por fin lograría ahorrar los suficiente para pagar mis estudios; ese era el fin y valía el esfuerzo.
No quiero recordar el episodio que me trajo a este lugar, la pita siempre se rompe del lado más débil y la autoridad muchas veces abusa del poder y de la mentira. Fueron dos largos años que no solo socavaron mi espíritu y fuerza de voluntad, sino también el de mi madre quien nunca dejó de visitarme todos los sábados. Pero la vida es así, golpea duro para hacernos más fuertes y decididos.
¡Hoy es el día! Estoy seguro de poder demostrar el error que cometieron.
¡Hoy es el día! Estoy seguro de poder recuperar mi libertad atropellada.
¡Hoy es el día! Estoy seguro de que será el inicio del nuevo camino hacia mi ¡GRAN SUEÑO!
Una de tantas historias incompletas sobre Pobreza. Historia 7/12
Autor: Boris Mundaca
https://web.facebook.com/borissegundo.mundacachavez
Putis: Caserío rural al sur del Perú conocido por haber sido una fosa común de 123 personas durante la década de 1980.
Datero: Trabajo informal que indica a los chóferes de bus el tiempo transcurrido desde que la última combi pasó por el paradero.
One Comment
Muy buena historia. Felicidades .